Houston Dynamo: un triunfo que se escurrió en la penumbra

La noche en el Shell Energy Stadium tenía aroma de victoria. El público –18,471 gargantas que vibraban con cada avance– veía cómo el Dynamo sostenía un triunfo que podía cambiar el rumbo de la temporada. Pero el fútbol, tan cruel como poético, escribió un epílogo inesperado: un cabezazo de Lucas Sanabria en el minuto 90+9 congeló las sonrisas naranjas y dejó el marcador en 1-1 ante LA Galaxy.

Escena 1: El rugido antes de la calma

Desde el arranque, Houston mostró sus intenciones. A los 22 minutos, Ethan Bartlow lanzó un pase vertical que rompió líneas y habilitó a Griffin Dorsey. El centro encontró a Ezequiel Ponce, pero JT Marcinkowski se estiró para negarle el grito. La cámara imaginaria hacía un close-up al gesto de frustración del argentino: lo quería, lo buscaba.

El premio llegó pronto. Minuto 35. Ondřej Lingr levantó la mirada y, con la precisión de un director de orquesta, colgó un pase por encima de la defensa. Ponce lo bajó con un cabezazo inteligente, abrió espacio y definió con serenidad al palo bajo izquierdo. Gol número nueve de la temporada. Segundo consecutivo. Plano general: las tribunas estallan, las banderas ondean, Houston sueña.

Escena 2: Oportunidades que pesan como fantasmas

Antes del descanso, Lawrence Ennali tuvo en sus pies la chance de duplicar la ventaja. Dos remates bloqueados por la zaga galáctica dejaron al Dynamo con esa sensación peligrosa: dominar, pero no sentenciar. En el segundo tiempo, un misil de Duane Holmes desde 30 metros acarició el poste, recordando que un gol nunca es suficiente en la MLS.

El Galaxy, herido, respondió. Gabriel Pec creyó haber empatado en el 83’, pero el VAR le quitó el festejo: offside de Ramírez. Plano lento en Houston: alivio colectivo. El reloj quemaba segundos y el sueño de tres puntos parecía intacto.

Escena final: El golpe más cruel

Cuando el cronómetro agonizaba, la narrativa cambió. El guion no estaba cerrado. Minuto 90+9: centro al corazón del área, y Lucas Sanabria se elevó para cabecear la igualdad. La cámara se desplaza al rostro de Ben Olsen en el banquillo: incredulidad. Plano detalle en Ponce: su gol, de pronto, ya no tenía el brillo de la victoria, sino el peso de lo inconcluso.

Análisis táctico

Houston fue compacto, disciplinado y peligroso en transición. El tridente Lingr–Ponce–Holmes ofreció movilidad y variantes, mientras Artur y Urso sostuvieron la medular con agresividad. El problema: la falta de contundencia. Cinco corners, nueve remates, solo tres al arco. El guion del Dynamo pide más efectividad, sobre todo si el objetivo es la postemporada.

Por su parte, LA Galaxy mostró oficio. Sin deslumbrar, insistió con laterales profundos y paciencia hasta encontrar la grieta en el tiempo añadido. La estadística lo confirma: 15 disparos, cuatro directos, y la convicción de pelear hasta el último minuto.

Voces del vestuario

  • Ben Olsen fue directo: “Había muchas formas de cerrar este partido. No lo hicimos. Duele, pero es un punto que mantiene vivo nuestro objetivo”.

  • Ezequiel Ponce, autor del gol, se sinceró: “Lo necesitábamos. Me voy con bronca. Pero seguiré luchando: quiero ayudar al equipo a llegar a los playoffs”.

Lo que viene

La tabla aprieta. Con este empate, el Dynamo queda a dos puntos de la última plaza de playoffs en el Oeste. El próximo capítulo será en las alturas de Colorado, ante los Rapids. Cada escena, cada jugada, cada detalle cuenta. Porque el fútbol –como el cine– siempre guarda un giro inesperado.

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