Houston Dynamo rompe la sequía y revive en St. Louis
(image via Houston Dynamo FC)
El verano había sido interminable para el Houston Dynamo. Desde el 5 de julio no conocían la victoria, acumulando nueve partidos de frustración, errores y oportunidades perdidas. Llegaban a St. Louis con la espalda contra la pared, peleando por no dejar escapar sus sueños de playoffs. Pero en Energizer Park, los naranjas encontraron lo que tanto habían buscado: un triunfo que sabe a resurrección.
El despertar con Ponce
El guion de la noche comenzó a escribirse en el minuto 20. Jack McGlynn se paró frente a un tiro libre y dibujó una parábola perfecta hacia el área. Allí apareció Ezequiel Ponce, imponente, para conectar un cabezazo demoledor y vencer a Roman Bürki. Su octavo gol de la temporada no fue solo un tanto: fue la chispa que encendió la esperanza.
Golpe de fortuna
El arranque del segundo tiempo trajo el segundo acto. Griffin Dorsey desbordó por la derecha y buscó a Ponce con un centro. El balón terminó desviándose en Henry Kessler y entrando en su propia portería. El Dynamo, tantas veces castigado por la mala suerte en semanas anteriores, veía cómo el azar se ponía de su lado para un 2-0 que daba respiro.
La sentencia con Holmes
El 72’ trajo la jugada que parecía liquidar el partido. Un error en la salida de St. Louis dejó la pelota a los pies de Ondřej Lingr, quien condujo con calma y cedió el balón a Duane Holmes. El inglés definió con potencia al ángulo, estrenándose como goleador del Dynamo y firmando un 3-0 que se gritó con el alma.
El drama final
Pero el fútbol nunca entrega victorias fáciles. En el 86’, Eduard Löwen sorprendió con una volea soberbia al ángulo para el 3-1. Apenas tres minutos más tarde, el joven Mykhi Joyner anotó de cabeza su primer gol en la MLS y encendió el volcán de Energizer Park con el 3-2. En el tiempo añadido, João Klauss tuvo en su cabeza el empate, pero su remate rozó el poste. La respiración quedó contenida hasta que el silbatazo final liberó a Houston.
Más que tres puntos
El Dynamo rompió una sequía de nueve partidos y celebró una victoria con tintes de epopeya. Fue también la victoria número 150 de Ben Olsen en temporada regular de la MLS, un hito que lo consolida entre los técnicos más ganadores de la liga. Además, significó el regreso del defensor Erik Sviatchenko tras más de dos meses de ausencia.
Y mientras el equipo celebraba bajo las luces de St. Louis, la sensación era clara: esto no ha terminado. Aún con el calendario en contra, Houston encendió la llama de la esperanza. Porque en el fútbol, los milagros existen, y cuando un vestuario vuelve a creer, nada está escrito.
Los playoffs todavía parecen lejanos, pero noches como esta recuerdan que un solo partido puede cambiar la historia de toda una temporada. El Dynamo volvió a levantarse. Y mientras quede tiempo en el reloj, Houston seguirá soñando.

